Hay algo curioso detrás de una cuenta atrás, algo que al mismo
tiempo nos atrae y nos llena de desasosiego. Un elemento capaz de despertar una
curiosidad insana en nuestro interior, un duende preguntón que quiere salir de
dudas, ver qué demonios ocurre cuando el contador llega a cero, si el cohete
sale surcando hacia las estrellas o explota envuelto en una bola de fuego.
Supongo que la vida es una gran cuenta atrás, una que nos trae
a los escritores de cabeza. Supongo que lo terrible del asunto es que, llegado
el momento, no importa demasiado una solución o la contraria ―en un mundo saturado
de información pronto olvidarás lo que ocurrió con el maldito cohete―; lo
importante es el camino, la cuestión no resuelta, la incógnita que aguarda la
caja bajo el lazo.
En fin, la novela que hoy reseño ―El cirujano, de Carlos PérezCasas― nace de esa incógnita. De ese tic,
tac que hace la bomba antes de explotar. Es una obra corta, que se lee en tres
tardes, que parte del sustrato de la ciencia ficción para crecer hacia el
Thriller más Hitchcockiano, inteligentemente
diseñada para agarrase al lector y no soltarlo antes de empujarlo al vacío.
Poco puedo decir sobre la trama, básicamente porque no quiero
joder la trama. Pero engancha. Hay espías, hay corporaciones hijaputas, hay
persecuciones trepidantes y oscuros secretos. Y cada palabra está en su sitio.
La información se dosifica y se entrega con puntualidad británica, pero no es
eso lo que más me ha gustado. Lo que más me gusta de la novela es que no tiene
complejos. Porque va a por todas. Porque quiere entretener sin ser espesa o
sesuda. Porque hacer worldbuilding de
calidad, realista, futurista y maño. Porque plantea sin enredarse un dilema
moral de proporciones épicas al que antes o después la ciencia tendrá que
enfrentarse.
Poco más puedo decir, salvo que está en preventa por lo que
vale un paquete de pipas. En un mundo editorial tan complicado como el nuestro
es necesario que haya escritores jóvenes que no tengan miedos, que además
escriban razonablemente bien y que deben ―por el amor de Dios, son el futuro― tener
un mínimo feedback para continuar con
su formación y trabajo. Si opinas como yo, querido lector, estás a un clic de demostrarlo.