La armadura de la luz es
un excelente libro de fantasía, para leer y devorar, que narra las peripecias
de dos infelices aventureros en un mundo donde, como no podía ser de otra
manera, pululan oscuras sectas, semidioses, magos, crueles señores feudales, mercenarios,
amazonas, inquietantes ascetas y multitud de personajes de toda clase y condición,
unos llenos de codicia y otros llenos de bondad, pero todos obnubilados ante la
posibilidad de hacerse con el poder que atesora la mágica y sagrada armadura.
Es un libro digno de
darle una oportunidad, tanto si os gusta la fantasía como si no, que me ha sorprendido
por dos cualidades; la primera es la bella construcción del mundo en el que los
protagonistas desarrollan sus aventuras (eso que los anglosajones llaman
world-building), pudiendo considerar a la propia ciudad portuaria de Melay, casi
como un personaje más de la historia, donde se aprecia sin esfuerzo el inmenso
trabajo del autor, que ha levantado todo un universo detallado y creíble, que
además es capaz de presentar al lector de forma sencilla y clara, no siendo
necesario un mapa o un listado de nombres de personajes para orientarse y eso
es algo que personalmente agradezco.
La segunda cosa que me ha
sorprendido gratamente es el viraje de la acción que encuentras hacia la mitad
del libro. Si en el comienzo del mismo Javier Miró se toma su tiempo para
presentar personajes y para darles profundidad y realismo, en el momento en el
que empieza el torneo la historia se lanza en picado, con el cuchillo entre los
dientes y la pistola de plasma al cinto, a repartir mandobles, patadas,
sablazos, mordiscos y disparos, momento en el que, si el lector ha sido
paciente y ha sabido esperar ya no va a poder hacer otra cosa que devorar el
libro.
Termino, no sin antes
señalar que es una historia redonda, con principio y fin, aunque no cierra la
puerta a futuras aventuras, no decide maltratar al lector con un cliffhanger de
esos que presagian odiseas interminables; si la historia merece una trilogía lo será por su
calidad, por su trabajo y porque es una novela jodidamente entretenida.