Cuenta Juan Eslava Galan en el libro, “De la alpargata al seiscientos” que estando el filósofo
Ortega y Gasset en su lecho de muerte,
apareció por su domicilio un religioso agustino dispuesto a oficiar el
sacramento de la extremaunción, algo que Ortega, alejado de la iglesia durante
largo tiempo, nunca quiso, ni necesitó, ni solicitó; sin embargo, le fue
permitida al fraile la entrada a la habitación del moribundo y estando como
estaba en buen Ortega llamando a las puertas de san Pedro, más muerto que vivo
y sin a penas aliento, aprovechó el pater para enchufar una extremaunción de
las llamadas sub conditione, o lo que viene a ser lo mismo, por cojones.
Situación tras
la cual la prensa de la época se apresuró a publicar.
“Ortega y Gasset se reconcilia con
la iglesia.
Ayer por la tarde la gravedad se acentuó y el
ilustre paciente, al que rodeaban su esposa e hijos, y contados discípulos y
amigos, mostró deseos de reconciliarse con la Iglesia y, según nuestras
noticias, se confesó con el religioso agustino padre Félix García Vielba, con
quien en los últimos tiempos mantenía contacto y amistad».
Desde luego, que suerte la del pater, asistir en persona a todo
un prodigio de la fe sobre una de las mentes más valiosas del siglo.
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